El jardín del Edén.
Ser sin mérito. Transitando el libro siete, El camino de Ser.
Somos canales del amor. Todos tenemos la misma función: vivir en la unión de la relación divina y mantener, sostener esa unión, mantener el canal limpio de todo lo que no forma parte de la consciencia de Cristo, de todo lo que de algún modo inventamos para vivir el miedo. Eso tiene que ser totalmente entregado para mantener el canal limpio y después simplemente Dios va a expresarse a través de ti. La función es la misma para todos, pero la expresión es única, distinta, tiene un matiz único de Dios expresándose a través de ti.
El camino de Ser es un camino de expresión, es una expresión radicalmente opuesta a la que venia siendo nuestra experiencia de mostrarnos, de expresarnos…
no se muy bien como explicarlo…
curioso… que haya surgido esta frase…
pero esta experiencia del camino de Ser, si algo puedo decir que la caracteriza es la ausencia de mérito, por consiguiente, también la ausencia de culpa.
Cuando soy el que soy, estoy siendo amor y el amor no conoce la culpa… ni el merito, el amor simplemente es, el modo mas sencillo que tengo de explicar esto es de nuevo la pintura. Mi experiencia de pintar con Dios, el surgimiento de esos cuadros, no tiene ningún mérito, los siento hermosos porque no tienen que mejorarse, es una experiencia fácil y gozosa por que no requiere de ningún esfuerzo, ni técnica complicada, ni aprendizaje… tampoco requiere de… querer plasmar algo que mi percepción está viendo… por que lo que surge en ellos… mi ser humano lo desconoce.
Surge después de haber vertido la pintura, surge cuando le aplico el calor… entonces Dios hace su parte…
De algún modo después de tantas técnicas de meditación, de tanto trabajo de perdón, de leer tantos libros, de aplicar todo lo aprendido, de crear una disciplina espiritual que me ha ayudado muchísimo a poder estar en este mundo… sin simplemente desfallecer. Después de todo eso, resultó que era tan simple… solo soltar todo el esfuerzo, soltar el conseguidor, soltar todo el mérito y simplemente … dejar que Dios me habite, me mueva, me inspire… me abrace… me ame…
y… darme, dar eso que recibo totalmente al mundo, a todo aquel que se cruce conmigo… y entonces todo lo que aparentemente aprendí, de técnicas, libros leídos, meditaciones, puede ser dado desde el Ser… y toca los corazones humanos y despierta al Ser en ellos.
Todo nos es dado y si algo realmente tenemos que aprender es a recibirlo, una vez eso se aprendió, ya no necesitamos aprender nada más… soltar el viejo aprendizaje del esfuerzo, para recibir a Dios en nosotros, en la relación divina, en la relación directa… que es la puerta al Ser.
Desde el Ser: la plenitud, el gozo, la paz y la alegría, es todo lo que vives.
Y desde ahí puedes hacer cualquier cosa, meditar, transmitir, cocinar, caminar, comer, cantar, pintar… sin ningún mérito y sin ninguna culpa si a veces tus palabras no parecen ser bien recibidas, o si a veces tus acciones producen reacciones de ataque, si a veces tu arte no es reconocido o valorado … no hay culpa en ti, porque no hay mérito en ti... y sabes que Aquel que está obrando a través de tus palabras, de tus acciones… sabes que es el amor mismo… que es Dios expresándose, y no puede ser juzgado por un mundo de juicios… y sabes que llegará aquello que digas y hagas a quien tenga que llegar y sanará a todo aquel que lo reciba con un corazón abierto al amor.
Y con gratitud y gozo comparto la imagen de este cuadro que conforme surgió en el movimiento del lienzo entre mis manos una vez vertida la pintura, supe que tenia un nombre y así se lo doy:
El jardín del Edén.
Rosa de Dios
Peregrina de la Paz
www.riubo.com
no se muy bien como explicarlo…
curioso… que haya surgido esta frase…
pero esta experiencia del camino de Ser, si algo puedo decir que la caracteriza es la ausencia de mérito, por consiguiente, también la ausencia de culpa.
Cuando soy el que soy, estoy siendo amor y el amor no conoce la culpa… ni el merito, el amor simplemente es, el modo mas sencillo que tengo de explicar esto es de nuevo la pintura. Mi experiencia de pintar con Dios, el surgimiento de esos cuadros, no tiene ningún mérito, los siento hermosos porque no tienen que mejorarse, es una experiencia fácil y gozosa por que no requiere de ningún esfuerzo, ni técnica complicada, ni aprendizaje… tampoco requiere de… querer plasmar algo que mi percepción está viendo… por que lo que surge en ellos… mi ser humano lo desconoce.
Surge después de haber vertido la pintura, surge cuando le aplico el calor… entonces Dios hace su parte…
De algún modo después de tantas técnicas de meditación, de tanto trabajo de perdón, de leer tantos libros, de aplicar todo lo aprendido, de crear una disciplina espiritual que me ha ayudado muchísimo a poder estar en este mundo… sin simplemente desfallecer. Después de todo eso, resultó que era tan simple… solo soltar todo el esfuerzo, soltar el conseguidor, soltar todo el mérito y simplemente … dejar que Dios me habite, me mueva, me inspire… me abrace… me ame…
y… darme, dar eso que recibo totalmente al mundo, a todo aquel que se cruce conmigo… y entonces todo lo que aparentemente aprendí, de técnicas, libros leídos, meditaciones, puede ser dado desde el Ser… y toca los corazones humanos y despierta al Ser en ellos.
Todo nos es dado y si algo realmente tenemos que aprender es a recibirlo, una vez eso se aprendió, ya no necesitamos aprender nada más… soltar el viejo aprendizaje del esfuerzo, para recibir a Dios en nosotros, en la relación divina, en la relación directa… que es la puerta al Ser.
El jardín del Edén.
Rosa de Dios
Peregrina de la Paz
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