La oración meditativa y el perdón de Dios.


Meditación.

 

Cuando la practica de la meditación apareció en mi vida lo hizo a modo de técnicas de respiración consciente, no estaba preparada para entrar directamente en el silencio de la meditación y empecé con la respiración conectada consciente.

Quiero explicarte mi proceso, relacionando primero la respiración, luego la meditación (que incluye el silencio mental) para finalmente culminar con la oración. 

 

Esta parte de como llegar a la oración, observo, en las personas que voy acompañando a su despertar, que toma diferentes formas, pero tienen una constante: el silencio, la mente calmada y en paz, para finalmente despertar la devoción en su interior, la devoción divina es la característica mas clara del despertar. Aquí empiezas a experimentar la verdadera oración: que es un canto de gratitud.

 

Para mi sucedió de este modo y quiero compartirlo para los que se sientan llamados a utilizar estas herramientas para que, al igual que las lecturas espirituales, les ayuden a mantener la consciencia de unidad con el espíritu.

 

Cuando queremos empezar a meditar o a sentir el silencio calmado, del que tanto se habla como característica de la meditación, el resultado de ponernos en silencio, quietos y sin actividad externa, produce un efecto completamente contrario: la mente y los pensamientos se disparan, hay tensión y molestias corporales, e incluso podemos sentir ansiedad, el tiempo se hace eterno ya que parece que lleves mucho rato y quizá solo pasaron unos minutos. Resulta una experiencia totalmente contraria a lo que en realidad es.

 

La lucha contra esto hace que sea mucho mas difícil de traspasar, para que esta fase pase mas fácilmente para ti, puedes centrarte en la respiración, toma algunas respiraciones profundas y observa como tu cuerpo se relaja, no tengas prisa, busca un lugar cómodo, donde puedas pasar un tiempo sin interrupciones, este tiempo lo dedicas a tu alma, es el mayor regalo que puedes hacerte.

 

Luego presta atención en la entrada y salida de aire y, muy lentamente puedes observar la respiración e incluso hacer que esté conectada, es decir, sin pausas entre la entrada de aire y su salida, pero de modo muy lento y tranquilo.

 

No te fuerces, pero a la vez hazlo por tu voluntad, tu atención completa a ese modo de respirar hará que tu mente de pensamientos se calme. 

 

Puedes hacer esto durante unos cinco o diez minutos, no es necesario mas, puedes poner una alarma para olvidarte del tiempo, y cuando suene, simplemente deja libre tu respiración, sin forzarla, pero observándola con total atención, observa cuando decides inspirar y cuando decides soltar el aire y también las pausas de detención del aliento entre ellas, no fuerces nada, simplemente deja que sea como sea, pero obsérvalo atentamente.

 

Cuando sientas que es suficiente, empieza a observar ahora tus pensamientos, sin evitarlos, pero sin engancharte a ellos, obsérvalos del mismo modo que hacías con la respiración: sin intentar controlarlos ni apegarte a ellos, déjalos pasar como si fueran un rio y tu el mar que permite que aparezcan y que a la vez sabe que se funden en su inmensidad sin perturbarle en absoluto… siéntete así, despacio, sin prisa…. Cada vez irás mas profundamente hacia la inmensidad del mar de conciencia que eres sin atraparte por las olas de pensamientos de la superficie, pues son solo como ríos que desembocan en ti, y en ti pueden fundirse sin afectar tu calma.

 

En esa profundidad está la paz de tu alma, tu recuerdo del Ser Divino que eres. Cuando por un solo instante la reconozcas, el destello de despertar ya brillará por siempre en ti.

Necesitamos sentir un destello de Dios, del Amor, para recordar la Esencia de lo que somos. Esto puede producirse mediante el silencio y la meditación. 

A veces, como fue en mi caso, la mente pensante es muy fuerte e insistente y necesitamos rendirnos a la Mente Divina para sentir ese destello. 

En cualquier caso, en tu camino de despertar necesitarás pasar por el perdón, mas o menos tiempo, pero es una fase que veo que todos tenemos que atravesar.

 

Esta es la tercera herramienta: el perdón. Pero como hemos aprendido a través del mundo un perdón distorsionado, necesitamos desaprender el perdón del ego (o del dolor) para abrirnos al perdón del Amor, o perdón de Dios.

 

El perdón te abrirá a un nivel de meditación distinto: la oración.

 

La oración es la verdadera meditación. La oración es la devoción.

También con la oración tenemos una idea equivocada, como ocurre con el perdón, pero, sin embargo, la oración en cualquiera de sus niveles despierta la devoción en ti.

Puesto que oras porque crees en Dios.

El primer nivel de oración es la petición a un Dios separado de ti, incluso en ese nivel hay fe y la fe por pequeña que parezca es lo que te abrirá al misterio.

 

Para ir deshaciendo los niveles de confusión con respecto a la oración, y experimentar la oración verdadera: el canto de gratitud, necesitaremos del perdón. Será el perdón la herramienta que los traspasará, y ese perdón será el perdón de Dios.

 

El perdón de Dios.

 

Cuando haya despertado en ti el deseo de Dios, de la Paz sin opuestos que solo puede experimentarse en unidad con El, el silencio y la meditación darán paso a la oración y la oración de misericordia cerrará el circulo manteniendo en ti la Paz de Dios.

Esta oración de misericordia es el perdón de Dios, pues una oración es una petición de ayuda al Creador y aunque tiene diferentes fases de discernimiento, siempre es divina en cualquiera de ellas, pues nos rinde al Creador.

 

Perdón de Dios es misericordia Divina, es paz y santidad, es el cielo de tu mente.

 

No comprendemos esta misericordia cuando estamos atrapados en el mundo y en la mente distorsionada del juicio, pero este perdón no solo puede ser experimentado por ti, sino que es inevitable que te llegue a suceder.

 

Cuando tu alma dice “Si” al despertar de la consciencia de Cristo lo experimentas, aunque no lo comprendas.

De pronto un día amas algo o ves algo en referencia a una situación o persona que antes te hacia sufrir y ahora sabes que fue perfecto y sientes paz en tu corazón, ese primer destello basta para que quieras seguir experimentándolo, pero ahora tu voluntad de elegir el amor una y otra vez cada día y en cada suceso es la condición necesaria.

Eres libre pues, siempre de elegir solo el amor. Y el amor es perdón, es misericordia, es humildad, es poder, es creación…

 

Quiero compartir contigo el proceso del perdón del Ser.

 

Aquiétate, busca un lugar tranquilo y empieza por la respiración calmada y la quietud.

Ahora vamos a abrirnos al sentir del corazón.

Cuando hay algo que es necesario perdonar, la señal mas clara es la aparición del sufrimiento, tensión, dolor, pena, rabia… todas estas emociones nos indican que es necesario iniciar un proceso de perdón.

 

Tenemos que abrirnos a sentir esas emociones unidos al silencio de la paz interna, por eso primero buscamos el silencio interior.

 

Después nos hacemos conscientes de nuestra voluntad de sanar, de orar o pedir a Dios, al Ser, a Cristo que nos ayude para ver de otro modo esta situación que estamos experimentando.

 

Nos abrimos a la humildad porque aquí tenemos que darnos cuenta que nuestra mente que juzga no sabe que es lo que en realidad está sucediendo. Esta parte es muy importante, pues, dudar de tu mente de juicios (o mente ego) hará que la mente de Dios te revele la verdad. 

Saber que no sabes en realidad, es un paso fundamental.

La humildad: reconocer que no sé el significado Real de lo que está sucediendo.

Pues la Verdad es que esta situación desde el nivel de mente de Cristo (del Amor) no es una situación sufriente, sino un regalo del Amor. Pero no lo vemos así, si escuchamos los pensamientos del miedo, que son los que alimentan las emociones mencionadas de ira, rabia, pena etc. de una falta de perdón.

 

Una vez nuestra mente está calmada, tranquila, rendida al no saber del mundo, podemos abrimos a recibir la paz del perdón. Hacemos la petición y nos abrimos a recibir el regalo de la Gracia, la aceptamos y la agradecemos. 

 

Es posible que tu mente tenga ideas o expectativas a cerca de lo que vaya a cambiar en la forma de los acontecimientos si perdonas, pero eso también debe ser entregado, ya que el perdón de Cristo va mucho mas allá de lo que nuestros ojos humanos puedan llegar a ver, el perdón se experimenta con la paz del corazón, esa es su visión: una visión interna de Paz.

 

Aquí quiero dejarte una meditación en una forma que a mi me ayudó y que puede serte útil para tener una guía en tu proceso de perdón:

 

 

 

Perdón completo. Meditación 

 

Toma una respiración profunda.
Relaja tu cuerpo y tu mente.
Continúa respirando prestando atención al ritmo de tu respiración, sin forzar, solo presta atención.


Visualiza encima de tu cabeza una esfera de luz blanca, un poco mas pequeña que tu cabeza, pura y transparente. 

 

Siente como esa esfera de luz representa toda la bondad, toda la paz, todo el Amor universales.


Ahora la esfera va disminuyendo su tamaño hasta convertirse en el tamaño de una nuez, y lentamente desciende por tu cabeza hasta entrar por tu coronilla... desciende lentamente iluminando tu cabeza, tu cerebro, aportando paz y tranquilidad. 

 

Sigue descendiendo por tu cabeza iluminando ojos, nariz boca, por tu garganta y desciende llenando de luz tu cuello y llegando hasta tu corazón y se queda allí́. 

 

Siente la paz y la tranquilidad que aporta la luz en tu corazón. 

Visualiza ahora delante de ti una persona con la que no te lleves bien o que sientas que te haya hecho daño. Imagínala delante de ti, obsérvala muy despacio, no tengas prisa, busca dentro de ella en algún punto una pequeña luz, puede estar muy escondida pero esa luz existe en su interior... empiezas a vislumbrar dentro de ella una pequeña lucecita que brilla como una pequeña vela, céntrate en esa luz, observa como se hace un poco mas fuerte lentamente y como poco a poco va iluminando toda esa persona, muy despacio. Obsérvala ahora llena de luz. 

 

Visualiza ahora junto a ella también delante de ti una persona que te haya ayudado en tu vida, puede ser alguien que conoces mucho o no, pero que sientes que es tu amigo, que te aporta paz y seguridad, que te da amor y fortaleza. Sientes que vive en la misericordia, que sabe perdonar. Sientes que si estás junto a esa persona no tienes miedo. Puede ser una persona o figura espiritual, no importa si ahora está presente en el mundo físico o no.

 

Obsérvala muy despacio y verás como dentro ella brilla esa luz y como esa luz se hace muy grande y brillante llenando toda la persona.

Observa las dos personas delante de ti y como la luz que brilla dentro de ellas es la misma luz…  Siente también esa luz dentro de ti y ahora comprendes que es la misma Luz.


Ahora la luz de la primera persona con quien no tenias afinidad se extiende hasta la luz de la persona que te protege y ambas luces se funden en una misma luz, la luz de la persona que te ayuda se extiende hacia ti uniéndose a tu luz y ambas se funden. 

 

Ahora los tres estáis unidos por la misma luz brillante que se funde en una sola luz, ahora el perdón es un hecho. La luz del amor, la luz de las almas ha corregido todos los errores que había cometido esa persona y a su vez ha corregido también los tuyos liberándote de la culpa, del dolor y del miedo. 

 

El perdón a esa persona es la puerta de la liberación, pues es tu propio perdón el que has experimentado.
Visualiza como os fundís los tres en la misma luz de amor y perdón.


Toma una respiración profunda y siente tu cuerpo... el lugar donde estás... 

Siente la paz en tu corazón... y poco a poco… lentamente vas abriendo los ojos.

 

 

El perdón te lleva a la oración meditativa porque perdonas en Unidad, sin la necesidad de tener que pensar en la forma de lo que estás perdonando. 

Esta meditación surgió de mi al aceptar la energía de la luz tanto en mi, como en el otro, como en la figura espiritual iluminada en la que yo proyectaba algo que creía fuera de mi. Al ver que los tres somos la misma luz, la sanación se produce sin la necesidad de pensar en la forma de lo que estoy perdonando, entrégate a la experiencia, y deja que el Amor lo haga todo.

 

Cuando reconozcas que la luz no está fuera de ti, podrás seguir viendo esa luz en todo y amar con ella todo lo que surja en ti (en tu sentir) sin necesidad de comprenderlo con la mente. Es entonces cuando la oración meditativa se irá convirtiendo en tu nueva forma de pensar, sentir y vivir.

 

 

Rosa Riubo

Peregrina de la Paz

www.riubo.com

 

 

 

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