Una nueva visión. Libro de Rosa

 

INTRODUCCIÓN

Cómo surgió este libro.

Como todo lo que ocurre en nuestras vidas, este libro surgió en un instante, pero ese instante se había estado creando desde mucho tiempo atrás; es el resultado de un proceso, no solo el mío, sino también el tuyo. Ha surgido de mí para ti. Tu camino se une al mío en este preciso momento cuando empiezas a leerlo, y aunque en algunos párrafos describo mis experiencias, no son las mías, sino las tuyas al leerlos —y el efecto que cause esa lectura en tu interior— lo realmente importante. 

Llevaba trabajando el libro Un curso de milagros (editado por la Fundación por la Paz Interior) unos cinco años, aunque en realidad mi trabajo intenso y comprometido tuvo lugar durante el último año. Me faltaba menos de un mes para terminar el libro de ejercicios (por segunda vez) cuando mi vida se detuvo por un desprendimiento de retina. 

Explicaré brevemente mi trayectoria de los cinco años anteriores para que se comprenda el contexto de lo ocurrido y del nacimiento de este libro. Aunque no me gusta identificarme con la historia que he vivido, quiero contarla para que desde ella se pueda comprender mejor el proceso final de Despertar. 

A lo largo de todo el libro, cuento puntualmente experiencias personales por la misma razón; es a través de ellas como yo he ido comprendiendo mi proceso y la finalidad de contarlas es que tú puedas descubrir el tuyo. 

Mi trabajo como consultora de feng shui y terapeuta de reiki y respiración tenía absorbido casi todo mi tiempo. Llevaba ya varios años trabajando sobre todo en feng shui, y las consultas, cursos y formaciones que realizaba ocupaban gran parte de mi vida, de modo que apenas disponía de tiempo libre. Aun así incluía mis meditaciones (aunque fueran unos minutos) diariamente, así como el trabajo con el libro Un curso de milagros. Ya estaba llevando algunos grupos de trabajo sobre el libro, pues lo había realizado todo como el mismo indica, pero algo dentro de mí me decía que necesitaba hacer el libro de ejercicios de nuevo, así que el último año lo inicié otra vez, mientras simultáneamente trabajaba con un grupo sobre «el curso». Puedo deciros que era feliz, mi vida tenía algunas cosas por resolver, pero inmersa en la actividad diaria de cursos y consultas no tenía mucho tiempo para pensar en ello. 

En mi familia de sangre, mi abuela y mi madre han tenido problemas en la vista, de modo que mi abuela prácticamente la perdió completamente, y mi madre tuvo problemas desde pequeña que se agudizaron a partir de los 50 años, edad en la que yo he repetido el problema familiar, y se quedó también con una visión bastante menguada a su avanzada edad. 

En mi caso el problema fue representado por la vista porque en mi familia genética era el problema a resolver, pero cualquier representación física de un problema o de un miedo es diferente para cada persona. Mi miedo era perder la visión y el problema en mi familia tomaba esta forma para materializar el resolver el MIEDO A VIVIR y a VER LA VIDA. 

Por esa razón a mí me ocurrió de ese modo, pero no significa que todos debamos despertar así; cada uno tendrá su propia experiencia, y en ningún caso esta debe ser dolorosa, el dolor no es un requisito, aunque a veces es el único modo en que escuchamos lo que la Vida nos dice. Diríamos que es el Recurso Extremo que esta tiene de hablarnos cuando no escuchamos las demás señales. 

El detonante final en mi caso fue enfrentarme a mi miedo: perder la vista. Esto me mostró un cambio de percepción de la realidad, y mi vida para siempre tendrá un antes y un después de ese suceso. Ahora veo todo lo que antes permanecía oculto para mí. 

El siguiente texto lo escribí solo unas semanas después del desprendimiento de retina, está transcrito exactamente como lo escribí esos días, desde el sentimiento que entonces estaba viviendo: 

DESPRENDIÉNDOME DE LA OSCURIDAD 

El pasado martes 6 de octubre, la visión de mi mundo cambió para siempre. Mi ojo izquierdo, que simboliza la razón (hemisferio izquierdo racional), tuvo un desprendimiento de retina y me operaron en veinticuatro horas de urgencia. 

Mi mundo, que estaba funcionando en una rueda de trabajo, consultas, cursos, conferencias, etc., se detuvo completamente en veinticuatro horas. Aún sigue detenido, pues la recuperación es lenta y necesita de un proceso sanador de oscuridad y silencio. 

Los últimos años de mi vida han sido dedicados completamente a los demás. Me levantaba, vivía y respiraba para resolver las vidas de otros, y era feliz por ello. Mi familia, mis clientes, mis amigos... tenían una prioridad máxima, siempre deseaba cumplir con ellos al cien por cien, y ahora... sencillamente no podía hacerlo. 

La primera semana después de la operación ha sido de silencio, desconexión y oscuridad, ya que es necesario estar con la cabeza agachada, mirando al suelo para permitir la curación de la operación. 

Cada día ha sido un reto. La incertidumbre (el miedo a perder la vista) y la imposibilidad de valerme por mí misma han hecho que simplemente me rinda. El cambio de rol de cuidadora a ser cuidada no ha sido fácil, ni para mí, ni para los más cercanos que están a mi lado. 

En un momento de mi proceso he sentido que si quería que mi vida se recuperara debía ser capaz de ver todo aquello que antes me estaba ocultando a mí misma, y como reza una frase que se ha convertido en un mantra para mí de Un curso de milagros, me he repetido cada día, cada hora, hasta la saciedad: «Por encima de todo, quiero ver». 

Y esto quiero ver: lo que no veía y produjo el desenlace, para poder realizar la sanación. Y así quiero ver la Realidad de todo cuanto me rodea. Sobre mi familia, mis amigos, mi trabajo, sobre mí misma y mi propósito, y una vez vista esa Realidad, cambiaré lo que sea necesario que me aleje de mi objetivo único: vivir en paz y en unión con la totalidad. 

Y esa decisión produjo el milagro. 

Porque cuando creemos estar solos (separados de los demás, cuando nos encontramos forzosamente aislados y solos) es cuando nos damos cuenta de nuestra Unión con la Fuente. Y es esa Fuente misma la que nos guía y nos cuida en cada instante si se lo permitimos. 

A partir de hoy uno mi voluntad a la Fuente y elijo solo lo que Esta me guíe. Ya no tomaré ninguna decisión más por mi cuenta. No sé cuál será el resultado inmediato y visible de este proceso, pero sí sé cuál será el resultado final y real: la Paz y la visión de la Realidad. 

De algún modo algo murió en mí el 6 de octubre. Era un proceso necesario para el Nuevo Renacer. Ese nuevo renacer se manifestará en una personalidad que no sé si gustará a todo el mundo, pero eso ya no importa. Solo sé que lo que haga será en comunión conmigo misma y con la Fuente. 

Y un tiempo después surgió este libro y también un seminario. Mi trabajo con el feng shui, el reiki y la respiración conectada siguió, pero transformado. Ahora trabajo desde mi alma y veo un mundo completamente diferente. La finalidad de este libro es que puedas compartir esa visión conmigo, que tu vida tenga un sentido y la vivas con júbilo y felicidad. Esa es mi intención al escribirlo, porque tu felicidad es la mía. 

Este libro explica el proceso que comprendí con la experiencia vivida, y que fue necesaria para cambiar mi visión de la vida y su propósito. El milagro no fue que mi retina ahora esté en su lugar y que la operación haya salido bien. El milagro fue el cambio de percepción que sucedió en mí a raíz de lo ocurrido. El milagro no es la curación de la enfermedad, sino el cambio de percepción ocurrido en la mente como consecuencia de lo vivido. La curación es un efecto del cambio de percepción. 

Mi milagro está llegando a ti en la forma de este libro y el efecto que producirá en tu vida es un resultado de ese milagro. Si yo nunca hubiera vivido ese cambio de percepción, esa rendición que experimenté con el desprendimiento, que me hizo entregar mi voluntad a la Vida (a la Fuente), hoy no podría llegar a ti para explicártelo. El modo en cómo llegó a producirse el cambio de percepción ya no importa, lo importante es que ocurrió. Podía haber ocurrido simplemente meditando, o al despertarme una mañana, sin necesidad de sufrir, pero mi mente estaba demasiado segura de saber lo que era la «verdad» para poder escuchar otra opción. La Vida utilizó un hecho físico para que yo pudiera rendirme, pero la realidad es que si te entregas a la vida no necesitarás ningún acontecimiento doloroso para cambiar tu percepción. De hecho yo desperté sin sufrir, lo hice meditando al rendirme, el sufrimiento ya había pasado. 

Si el libro está en tus manos es que este proceso es el tuyo y mi modo de explicarlo te llevará a la comprensión del mismo sin necesidad de pasar por la fase del sufrimiento.

Este es el mensaje de lo explicado aquí: que no necesitas sufrir para despertar. Es precisamente cuando aceptas y te rindes a lo que vives que despiertas, y en ese instante ya no sufres, cualquier acontecimiento en la vida se puede pasar sin sufrir, cualquiera... aunque te parezca imposible. 

Para recorrer este camino, el libro se divide en cuatro partes, que se corresponden con las diferentes etapas del proceso para despertar. Cada una de estas partes va acompañada de un cuadro. Todos ellos los pinté antes de que me ocurriera el desprendimiento de retina, en agosto, y estas imágenes me han servido a mí para meditar delante de ellas. Mientras escribía cada una de las partes del libro, tenía delante de mí el cuadro que la representa en mi meditación. Sé que es un modo en el que mi alma hacía que me inspirara y el texto fluyera después de un modo natural. 

El mensaje de cada uno de los cuadros estaba allí, pero yo no sabía por qué los había pintado. Muchas veces no sabía qué iba a escribir en el libro hasta después de mi meditación de ese día delante del cuadro, y luego escribía varias páginas fluyendo con naturalidad. 

Quizá a ti también te ayude meditar delante de esas imágenes para completar tu camino, y por eso las incluyo en el libro. Así lo he sentido, pues creo que cada una de ellas te ayudará, como lo ha hecho conmigo, a desarrollar la etapa correspondiente a la parte del libro que estés leyendo. 

Acompáñame pues a través de estas páginas, ya que en ellas hablamos de tu camino de vida y de tu felicidad. 

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